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Valencia es un destino turístico cada vez más visitado y uno de los motivos para acercarse a esta ciudad mediterránea cuya Catedral es la guardiana del Santo Grial, es contemplar la copa con la que Jesucristo celebró la Última Cena, que, según un reciente estudio, hay un 99,9% de posibilidades de que así sea. Les explicamos cómo llegó de la Última Cena a Roma y de allí a la Catedral de Valencia. Y además les proponemos una ruta sencilla e intensa por los lugares de la ciudad donde el Santo Grial ha dejado su huella.
El Santo Grial se encuentra en la Catedral de Valencia desde 1437, y hay documentos que lo acreditan. Esta reliquia, una taza de ágata cornalina, fue traída a España en el año 258 d.C cuando el emperador romano Valeriano perseguía a los cristianos y el papa Sixto II puso la protección del Santo Grial en manos de San Lorenzo, español natural de Huesca. Lorenzo, ya estaba vigilado por los romanos, pero tuvo tiempo de poner a salvo el Santo Grial y lo dejó en manos de Precelio, su paisano, un legionario que, según dispuso el santo, lo escondió en un lugar seguro, que fue su tierra. Y desde que Precelio trajo el Santo Grial a suelo español, nunca ha salido de nuestro país.
Desde su traslado a España, el Grial ha estado protegido en varios lugares de los pirineos aragoneses: San Pedro de Siresa, San Adrián de Sásabe, San Pedro de Jaca y el monasterio de San Juan de la Peña, en éste último estuvo hasta 1399. El motivo de cambiarlo de sitio era protegerlo de los musulmanes, que invadieron España desde .el año 771 hasta 1492.
El Santo Grial estuvo en el Monasterio de San Juan de la Peña tres siglos, hasta que llegó a oídos del rey de Aragón, Martín el Humano, que quiso hacerse con él, pues en aquellos tiempos era un símbolo de influencia ya que daban a sus poseedores una sagrada aureola. Estamos hablando de la mentalidad del año 1399, pues en pleno siglo XX, los nazis tuvieron el mismo empeño con el Grial por causas similares, pero afortunadamente no lo encontraron.
El rey Martín el Humano mantuvo el Grial en el Palacio Real de la Aljafería de Zaragoza desde 1399 hasta 1410, cuando trasladó su gobierno a Barcelona. Posteriormente, en 1432, su sucesor Alfonso el Magnánimo, se llevó la corte a Valencia, donde se estaban terminando las obras del Palacio Real (que ya no existe). El 6 de abril de 1432 queda definitivamente instalado el Santo Grial en la Capilla Real de Palacio Real, según recoge en el documento oficial reg. 9206 del Archivo del Reino de Valencia.
¿Y cómo llegó a la Catedral de Valencia? Se dejó como depósito por un pago, que no se cubrió. Esta transacción está acreditada por este otro documento: Volumen 3.532, fol. 36 v. del Archivo de la Catedral.
El rey Alfonso V el Magnánimo, en 1437, necesitaba dinero para sufragar sus guerras y con motivo de su viaje a la conquista de Nápoles, ordenó que se depositase el valioso relicario en la Catedral de Valencia, como aval por el préstamo de 136.430 sueldos. La historia del periplo del Santo Grial por España va encajando y hay documentos acreditativos de sus principales movimientos, mientras que de las otras copas candidatas a erigirse como Santo Grial, como la que se encuentra en San Isidoro de León, hay leyenda y especulación, y ningún documento oficial.
Una pequeña e intensa ruta
Se pueden visitar las huellas del Santo Grial, poco conocidas, ya que nunca se ha dado mucha publicidad al hecho de que la Catedral de Valencia sea la guardiana del Santo Grial. Les trazamos una pequeña ruta por la ciudad que finaliza en la contemplación de la copa que Jesucristo alzo ante sus discípulos en la Última Cena.
Comenzamos en el Real Colegio del Corpus Christi, que contiene varios homenajes a la imagen del Santo Grial gracias San Juan de Ribera, impulsor de la representación del Santo Cáliz en el arte valenciano. Ribera fue verdadero hombre del renacimiento que reconoció el valor de la reliquia y fue un guardián de su tradición en Valencia.
Pueden contemplar imágenes talladas en piedra del Santo Grial en la fachada principal del Real Colegio del Corpus Christi, en la calle La Nau, en la fachada lateral y en la parte superior de la puerta que da a la capilla.
Además, ya en el interior, hay dos cuadros que representan la imagen, pero se puede visitar sólo uno de ellos, la Última Cena de Francisco Ribalta. Este magnífico cuadro preside el centro del retablo mayor de la iglesia y representa con detallada fidelidad el Grial, mientras que el resto de los elementos giran en torno a la devoción a la reliquia que ocupa el lugar central de la composición. La figura de Cristo aparece rodeada de los Apóstoles en torno a una mesa circular en el momento de la institución del sacramento.
Algunos días, mientras contempla este cuadro, desaparecerá ante sus ojos literalmente. Concretamente los viernes, ya que se desplaza de su ubicación para dejar al descubierto una talla de Cristo en la Cruz que hay oculto detrás. Después vuelve a su sitio, tras este ritual. Esta Última Cena de Francisco Ribalta es una de las pinturas más significativas del Siglo de Oro, con atrevidos colores y técnica de claroscuro, de manera que se convirtió en un referente para los sucesores de Ribalta, e influyó de modo decisivo en la escuela pictórica valenciana del siglo XVII. Y ya que están allí pueden disfrutar de los magníficos frescos que cubren todas las paredes de la iglesia, y que son obra del pintor genovés Francisco Matarana.
La pintura sobre el Santo Grial, que no se puede visitar se encuentra en el refectorio: es la Última Cena de Bartolomé de Matarana. De este cuadro destaca que los apóstoles están sentados en reclinatorios al estilo romano y en la mesa se puede ver el cordero pascual y el Cáliz de la Santa Cena.
Ya que están dentro del Real Colegio del Corpus Christi echen un vistazo al pequeño Museo, que tiene pinturas de El Greco y Caravaggio, por ejemplo, y además, la Capilla del Monumento, otra pequeña joya cuya bóveda está cubierta de frescos mientras que en sus paredes se exhiben unos magníficos tapices.
Salimos ya hacia la Plaza del Patriarca, y hay que ir en dirección a la calle Poeta Querol, pasando delante del Palacio del Marqués de Dos Aguas (C/ San Martín) y llegamos en menos de diez minutos a la Iglesia San Martín Obispo y San Antonio Abad. En esta Iglesia podemos ver un fresco del Santo Grial, que se encuentra en el tránsito a la Capilla de la Comunión.
Se trata de La Última Cena de José Vergara en la que se ve una reproducción bastante fiel del Grial que se alberga a escasos 200 metros en la Catedral valenciana guardiana del verdadero Santo Grial. De este cuadro, además del cáliz, llama la atención la posición de algunos apóstoles, especialmente la despectiva postura de Judás, vuelto de espaldas en primer término con su bolsa de monedas.
La iglesia de San Martín está en pleno centro, en la calle San Vicente Mártir, 11, una zona turística por excelencia con una gran oferta de lugares en los que tomarse un descanso y un rico bocado de comida y bebida local o internacional.
Y desde aquí estamos a pocos pasos del Aula-Museo del Santo Grial y de la Catedral donde se encuentra la auténtica reliquia. El Aula-Museo Grial es el lugar idóneo para conocer la historia del Santo Grial y cómo llegó hasta la catedral de Valencia. Se trata de un lugar de experiencias donde los objetos se pueden tocar, hay vídeos explicativos y ropas para vestirse como en la Edad Media. Cómo no, cuentan con una reproducción del Santo Grial que se puede ver de cerca y hasta con una lupa.
Organizan visitas guiadas tipo Escape Room enfocadas a público infantil y colegios (con precio reducido), de manera que los más jóvenes aprenderán y lo pasarán bien. La entrada cuesta 5 euros, pero es un interesante paso previo a la visita al verdadero Santo Grial, porque el audio de la Catedral con las explicaciones sobre la reliquia duran apenas unos minutos y se queda muy corto.
Y llegamos a la Capilla del Santo Grial de la Catedral de Valencia
Originariamente la Capilla era un edificio exento que se unió con un pasillo al conjunto de la Catedral en el siglo XV, cuyo encargó fue para el arquitecto Pere Compte.
La reliquia que vamos a contemplar contiene varios elementos, pero la pieza que sostuvo Jesucristo en sus manos es sólo la copa superior, de ágata cornalina. Tiene una segunda copa de la misma piedra, de forma invertida que hace de base. Ambas están unidas por una montura de oro decorada con gemas y perlas. La copa de base es bizantina o islámica, mientras que la montura es medieval. Esta montura pudo colocarse durante su estancia en San Juan de la Peña.
La copa en sí tiene una tonalidad marrón-rojiza, y mide 7 cm de alto y 9,5 cm diámetro, 5,5 cm de profundidad interna y 3 mm de grosor.
Falta un pequeño triángulo en el borde debido a la caída que sufrió el Viernes Santo de 1744, se rompió, pero se recompuso con esmero. Después de este incidente no se ha vuelto a utilizar de forma habitual para las liturgias, sólo en ocasiones especiales. Cabe destacar que dos papas promovieron y puede decirse que reconocieron el valor del Santo Cáliz al utilizarlo en la celebración de la misa: Juan Pablo II en 1982 y Benedicto XVI en 2006, durante sendas visitas a Valencia.
La Capilla, que está nada más entrar en la Catedral a la derecha, es desde 1916 guardiana del Santo Grial, año en el que fue trasladada, ya que hasta esta fecha se guardaba en la sala de reliquias del propio templo.
La capilla mide 13 metros por 16 de altura, que se cubre con una bóveda de crucería nervada en forma de estrella, cuyos nervios descansan sobre unas ménsulas policromadas. En las claves de la bóveda se han representado los 12 apóstoles, mientras que en la clave central se ha reproducido la coronación de la Virgen.
Destaca el retablo gótico de alabastro que procede del trascoro de la Catedral y que se trasladó en 1777, que contiene doce relieves de Juliá lo Florenti, seis de ellos atribuidos a él mismo y los otros seis a sus colaboradores. Son una de las primeras obras del renacimiento en España. Las escenas superiores corresponden al Nuevo Testamento, y las inferiores al Antiguo Testamento. En el centro de este magnífico retablo se encuentra esta pieza histórica que nos ocupa, el Santo Grial.
Además, podemos destacar un púlpito gótico desde el cual San Vicente Ferrer explicaba su cátedra de teología, y en la derecha el cuadro La Adoración de los Reyes de Nicolás Florentino (1469-1472), una pintura al fresco, restaurada y pasada a lienzo.
Llama la atención de este delicado conjunto artístico unas gruesas cadenas colgadas en la pared. Son las que solían cerrar el puerto de Marsella y que fueron traídas como trofeo por Alfonso V el Magnánimo en 1423, acto que significaba que había tomado el lugar (base naval de la Casa de Anjou) y traerlas significa un acto de victoria. A su llegada, Alfonso V las legó al rey quien las donó a la Catedral. Parece ser que los marselleses aún las reclaman, sin éxito.
La Capilla en la que se expone el Santo Grial es espléndida, pero la ubicación concreta de la reliquia está alejada de la vista y desilusiona su contemplación ya que no se aprecia bien. Por eso les hemos sugerido una ruta que les acercará al objeto físico como excelente pieza arqueológica, y también como la reliquia para quienes estén movidos por su fe religiosa.
Este es el recorrido más centrado en el Santo Grial y más fácil de realizar, pero les proponemos dos lugares más para completarlo. El más cercano es la Cripta de San Vicente Mártir, que viene a colación porque era primo hermano de San Lorenzo, uno de los principales protagonistas de esta historia. La Cripta (Plaza de l'Arquebisbe, 1, detrás de la Catedral) es un yacimiento muy bien conservado que refleja todas las etapas históricas de la ciudad, donde las más representativas es la visigoda, si bien se considera que refleja los orígenes del cristianismo en Valencia. Es conocida también por ser la Cárcel de San Vicente. Se ve en apenas 20 minutos y la entrada general cuesta 2 €.
La segunda opción es la Iglesia de San Lorenzo, dedica al santo gracias al cual Valencia es la guardiana del Grial (Plaza de San Lorenzo, 1, entrada gratuita). San Lorenzo suele representarse junto a una parrilla que simboliza el método con el que fue martirizado: como muchos ya saben fue quemado. La iglesia en sí es de una sola nave rectangular, y en su exterior presenta una configuración barroca. Hasta en la veleta de la torre-campanario de planta hexagonal hay un pequeño San Lorenzo con su parrilla.