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El convento de Santo Domingo de València

Turismo Turismo Valencia

12 jun, 2019

El rey Jaume I fue quien concedió las tierras sobre las cuales los dominicos construirían su convento en el año 1239, encargándose él mismo de colocar la primera piedra que daría lugar al levantamiento de este edificio. En el año 1250 esta iglesia fue sustituida por una iglesia de un carácter muy sencillo y, finalmente, en 1382 se construiría otro templo que sería destruido ya en el siglo XIX.


A pesar de que ninguno de estos edificios ha sobrevivido hasta nuestro días, con excepción del Claustro Mayor y la Sala Capitular, con fecha del siglo XIV, se trata de uno de los monumentos con más importancia por su valor histórico pero, al mismo tiempo, uno de los más desconocidos dentro de los puntos de interés que abarca la ciudad de València.


Otro de los puntos reseñables de este conjunto de construcciones es que su convento fue la residencia de San Vicente Ferrer y de San Luís Beltrán. Además, la Sala Capitular del convento fue la sede donde se reunían diversas Cortes del Reino y el lugar donde se dio entierro a algunos de los personajes más característicos de València. Por ejemplo, en el convento se guardaron los restos mortales de fray Miguel de Fabra, aunque ahora se encuentran en la Basílica de San Vicente Ferrer.


La zona donde se levantó el convento, tras la reconquista cristiana, se localizaba fuera de los muros de la ciudad, lo que provocó que en el año 1276 el obispo fray Andrés de Albalat mandara edificar un nuevo trazado de las murallas de la ciudad de forma que el convento dominico quedase dentro de estos límites.

Otra de las pruebas que confirman la importancia histórica de este conjunto arquitectónico es que, entre sus paredes, se dio sede a la Escuela de Gramática y Lógica creada por el obispo Albalat en 1259, la Cátedra de lenguas orientales fundada en 1281, la Cátedra pública de Teología creada por el obispo Ramón Gastón inaugurada en 1345 y, finalmente, la Iniciación de los estudios de hebreo en 1629.

Lo cual permitió que muchos de sus monjes de diversa procedencia pudieran desempeñar la labor de traductores en las embajadas de diversos países que llegaban al Reino de València y a la España de los Austria y de los Borbones.


Después de la desamortización de las órdenes religiosas de 1835, el conjunto de edificios cayó en las manos del Ramo de Guerra del Estado en 1839, lo que acabó provocando que 3 años más tarde se asentara allí la Capitanía General de València.


Su futuro desde aquel momento quedó unido a los cambios que se originasen en la organización y en la estructura del Ejército y, en concreto, del progreso que tuvieran las Capitanías Generales. De esta forma, después de haber albergado la sede del Cuartel General de la Fuerza de Maniobra, entre los años 1997 y 2006, a día de hoy es la sede del departamento de la Secretaría General del Cuartel General Terrestre de Alta Disponibilidad en València.


Este convento fue declarado como Monumento Histórico Artístico Nacional el 3 de junio del año 1931.


Qué ver en el Convento de Santo Domingo de València

La visita al Convento de Santo Domingo de València es una experiencia de la que nadie puede arrepentirse ya que su belleza y su autenticidad son irrefutables.

Este conjunto de edificios nos cautivará nada más observemos su impresionante Claustro Mayor o Gótico que podremos contemplar al atravesar un pequeño claustro donde encontraremos una bandera de España.

Este magnífico Claustro Mayor cuenta con un pequeño pero impresionante jardín en su núcleo desde el cual se puede observarse el conjunto de bóvedas de crucería que conforman la cúpula del claustro, donde podremos localizar parteluces rematados con blasones de familias importantes del pasado valenciano que fueron participes de alguna forma de la construcción del convento.

El Claustro Gótico comenzó a construirse en el siglo XIV, a pesar de que su levantamiento se prolongó considerablemente a lo largo de los años, lo cual provocó que, por ejemplo, en sus tracerías del ala este se observe un estilo propio del arte del siglo XV.

A la derecha de este claustro se encuentran ubicadas las capillas y altares que conforman el conjunto del convento y que forman parte de la visita al mismo.

La primera que encontramos es el Aula Capitular del convento, un espacio de estilo gótico también denominado como “El salón de las palmeras” debido a las cuatro columnas acabadas con la forma de esta planta que sirven para sujetar los arcos de crucería.

Su construcción se concluyó en el año 1321 y fue pagada por el caballero Don Pedro Boil, primer Señor de Manises, Mayordomo y Tesorero de Jaume II. En esta estancia se llevaban a cabo los capítulos generales y provinciales de la Orden, la selección de párrocos, tomas de hábito y profesiones. Este era el lugar donde los religiosos organizaban las confesiones públicas y llevaban a cabo sus penitencias, de la misma forma que fue la sede donde se realizaban las Cortes Generales del antiguo Reino de Valencia, además de destacar que fue el lugar donde San Vicente Ferrer y San Luis Bertrán tomaron sus hábitos.

Las paredes de esta sala están decoradas con un total de quince blasones de tres tipos diversos: de Don Pedro Boil y su esposa, Altadona de la Scala y de la Corona de Aragón.

Es necesario mencionar el bello sepulcro que se observa en una de las paredes de esta estancia, donde reposan Don Ramón Boil II, señor de Bétera, conocido como “Gobernador Viejo” y Don Ramón Boil III, señor de Bétera y virrey de Nápoles durante el gobierno de Alfonso V el Magnánimo.

La siguiente sala que merece ser analizada es la conocida como Salón del Trono, localizada en el lado sur del Claustro Mayor. Fue edificado entre 1560 y 1567 con un marcado carácter renacentista. Constituye una estancia de planta rectangular cubierta con bóveda de crucería de arcos rebajados. Las imágenes de frailes dominicos y de la Virgen del Rosario, ya que era ésta por la que más devoción sentía la antigua orden, decoran las claves policromadas de esta bóveda.

En el siglo XVIII, sus paredes llegaron a estar chapadas con azulejos valencianos. Además, cabe destacar que esta sala acogió entre sus paredes las Cortes Generales que encabezó Felipe III en el año 1604 durante la guerra de independencia, fue usada por los franceses como cuadra para la caballería y, tras la desamortización de 1835, como almacén para cañones.

La denominación de “Salón del Trono” vino dada por el General Mateo Marcos, cuando se produjo su restauración en el año 1966. Desde aquel momento este lugar es la sede donde se celebran actos castrenses de ánimo institucional, además de actividades como conciertos de música, conferencias o exposiciones.

Otra de las salas que merece la pena visitar dentro del convento es la conocida como Celda de San Vicente, ya que recibe este nombre porque se piensa que este fue el lugar en el que vivió San Vicente durante su estancia en el Convento de Santo Domingo.

En el año 1604, el papa Clemente VIII dio el visto bueno a la creación de una cofradía de 12 hermanos para que velasen por la conservación de este habitáculo, un honor por el que luchó la propia nobleza valenciana durante décadas.

Durante la guerra de independencia contra Napoleón, la Celda de San Vicente fue saqueada y derribada, para pasar a ser rehabilitada, primero en 1815 y, finalmente, en 1887 bajo las directrices del Capitán General Don Marcelo Azcárraga.

La estancia cuenta con un sobrio altar ocupado por una escultura del Santo San Vicente Ferrer, donde los zócalos son de cerámica policromada, con un gran interés estilístico, a pesar de que esta no es la posición original de las piezas ya que en un principio se ubicaban en el refectorio.

A continuación, pasaremos a mencionar las que son las dos salas más concurridas del antiguo Convento de Santo Domingo, la iglesia de Santo Domingo, también conocida como la Capilla de San Vicente, y la Capilla de los Reyes.

Conforme nos introducimos en la Capilla de San Vicente, uno se queda atónito debido a la calidad arquitectónica que podemos contemplar en estos metros cuadrados. Esta capilla fue levantada con los restos de la tercera y monumental iglesia conventual que fue demolida en el año 1865. La Capilla de San Vicente tiene un carácter neoclásico y cuenta con una sola nave de seis tramos y una cúpula semicircular, habiendo sido elegida desde el año 1878 como la Parroquia Castrense de Valencia.

En la sala de esta capilla podemos observar un contundente órgano en uno de los extremos de la misma, al lado de un cuadro de grandes dimensiones y de un minúsculo confesionario. Su diseño corrió a cargo de José Puchol a finales del siglo XVIII y está adecentada con mármoles procedentes de canteras valencianas. En el Altar Mayor se puede contemplar un retablo de estilo barroco en el que se encuentra ubicada una figura de San Vicente predicando.

El techo de esta estancia está compuesto por una bóveda de cuarto de esfera y está decorada con pinturas al fresco obra del pintor José Vergara Gimeno, donde se retrata la Apoteosis Celestial de San Vicente. Las paredes laterales poseen dos cuadros de estilo realista obra del pintor valenciano Vicente Salvador Gómez que representan “El compromiso de Caspe” y “El Milagro de la llegada a Barcelona de las naves cargadas de trigo”.

Finalmente, como ya hemos mencionado anteriormente, hemos de señalar la presencia de la Capilla de los Reyes, que se encuentra ubicada enfrente de la entrada desde el Claustro Mayor.
Esta capilla construida bajo las órdenes del arquitecto catalán, Francesc Baldomar, es, sin duda alguna, una de las piezas de referencia de la corriente artística del tardogótico valenciano.

Fue una petición del rey Alfonso V el Magnánimo con la intención de que fuera el lugar donde descansarían sus propios restos mortales y los de su esposa María de Castilla, aunque por diversas razones, finalmente, el rey decidió ser enterrado en Nápoles, mientras que su esposa prefirió para ello el Real Monasterio de la Santísima Trinidad de València.

La primera piedra que dio lugar a la construcción de esta capilla se colocó en 1439 y, finalmente, su construcción fue concluida por el hermano del rey, Juan II, en 1463. Esta estancia no llegó a cumplir la finalidad con la que, en principio, había sido construida hasta el año 1535, cuando fue cedida por el emperador Carlos I de España a Doña Mencía de Mendoza, marquesa de Zenete, para que lo destinara a ser el panteón de su familia.

Esta misma capilla también albergó dos tablas del taller de El Bosco, una de estas fue el Tríptico de los Improperios o de la Pasión, propiedad de la marquesa de Zenete, aunque actualmente está ubicado en el Museo de Bellas Artes San Pío V. Esto es causa de que, tras haber muerto Doña Mencía de Mendoza, las tablas pasaron a ser del Convento de Santo Domingo y, finalmente, debido a la exclaustración de 1835, pasó a ser propiedad del Museo Provincial, ubicado en el antiguo convento del Carmen.

Este hecho ha provocado que el aspecto actual de la Capilla de los Reyes se caracterice por la ausencia de cualquier tipo de adorno o decoración más allá del color oscuro de las piedras que conforman el recinto.

Llama la atención, situado en el centro de la capilla, un hermoso túmulo funerario construido en mármol que corresponde a Don Rodrigo Hurtado de Mendoza y de Vivar y a su esposa Doña María Fonseca de Toledo, los marqueses de Zenete.

Debido al desempeño que debía cumplir esta estancia, por orden y voluntad de Doña Mencía, se construyó en Génova un enorme sepulcro de mármol blanco para albergar los restos mortales de sus padres. El cuerpo de su hija se encuentra localizado en los mismos pies del sepulcro donde descansan sus padres, señalado con una simple lápida. Esta obra es una creación de los escultores italianos Giovanni Carlone y Giovanni Orsolino.

Hay que mencionar que la elaboración de este sepulcro se produjo mucho más tarde que la muerte de los propios marqueses y que no fue hasta un tiempo más tarde, en el año 1563, cuando llegó a albergar los cuerpos de los marqueses de Zenete. En este mismo lugar también yacen los restos de algunos personajes ilustres como el pintor Joan de Joanes o el fray Domingo de Anadón. 

Horarios de visita del Convento de Santo Domingo de València

Este monumento permite las visitas guiadas realizando una reserva previa en los siguientes números: 961 963 237, 961 963 337 o 961 963 204.

Martes y miércoles de 11.00 a 12.30 horas.

El sepulcro de la Capilla de los Reyes únicamente es visitable los jueves entre las 11.30 y las 13.15 horas.

El precio de las visitas guiadas es totalmente gratuito.

Cómo llegar al Convento de Santo Domingo de València

Los que deseen visitar el Convento de Santo Domingo podrán hacerlo desplazándose usando la línea pública de metro hasta la parada de Alameda con las líneas 3 y 5. Mientras que los que prefieran utilizar el autobús podrán hacerlo desplazándose hasta la parada de Tetuán con las líneas 5, 6, 9, 11, 16, 26, 28, 31, 32, 70, 71, 81, 94 y 95.

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