Valencia Interior
Con algo más de 5000 habitantes es la cabeza de la comarca de El Valle de Ayora - Cofrentes, ya en los límites de la provincia de Valencia con la de Albacete, y muy conocido por su gran producción de miel, que celebra año tras año con la Feria del Primer Corte de la Miel, que se celebra en octubre.
Espacios naturales como La Hunde, lugares con miles de años de historia como el yacimiento ibero de Castellar de Meca, o la Ruta del Hilo Rojo en el casco urbano son lugares y actividades que no se deben perder cuando se visita Ayora.
Lo ideal para llegar hasta Ayora es utilizar el coche, aunque también hay un servicio de autobús con conexión con Requena y Valencia, y también con Almansa.
Bien a través de la carretera que la une con Almansa o de la que llega hasta Requena, desde cualquier entrada a Ayora su castillo es un elemento omnipresente. Corona un gran cerro desde el que se dominan kilómetros a la redonda de extensa llanura.
El castillo de Ayora data de mediados del siglo XIII, tras la reconquista cristiana, y se edificó sobre una antigua construcción árabe. El conjunto estuvo compuesto por el palacio-residencia de cuatro plantas, tenía dos plazas fuertes y una gran torre del homenaje, además de otras dependencias para soldados y servidumbre, aljibes y jardines. El conjunto estaba rodeado por cerca de mil metros de murallas y torreones de defensa.
Las tropas de Felipe V arrasaron y destruyeron el castillo de Ayora en la guerra de Sucesión, pero su perfil alargado y sus grandes dimensiones, además de las inversiones en su rehabilitación en los últimos años, permiten evocar el esplendor de una gran fortaleza. Entre sus restos cabe destacar la torre del homenaje, de planta cuadrada, la “puerta falsa”, mandada construir por la Marquesa de Zenete en el siglo XVI, sobre la que estaba su escudo de armas, así como lienzos y murallas.
Así mismo, en un paseo por sus ruinas encontramos el aljibe, el patio de armas, el suelo de guijarros y serie de lienzos, cubos, fosos, cisternas y parte de las ruinas de los kilómetros de murallas que protegían el Castillo de Ayora.
La Ruta del Hilo Rojo
Para acceder la castillo hay que pasar obligatoriamente por el casco urbano de Ayora, ascender por sus callejuelas, con un entramado que evoca claramente la presencia musulmana en la zona, para poder llegar hasta el acceso al castillo.
Pasando por la Plaza Mayor o por esas estrechas callejuelas llenas de sabor y de historia, podemos observar algo curioso, un línea roja pintada en el suelo que va recorriendo las calles de Ayora. Es la Ruta del Hilo Rojo, y nos lleva a conocer la historia y el patrimonio más interesante del casco urbano de Ayora.
Esta ruta debe su nombre a una conocida leyenda medieval que relata el recorrido de una niña con capa roja por la población. El cuento dice que en el convento de San Francisco, el actual edificio de la oficina de turismo y de la Casa de la Cultura, los monjes criaron a una niña abandonada en sus puertas sin que nadie más del pueblo lo supiera. La mantuvieron oculta, y la niña se convirtió en una joven que tenía mucha curiosidad por conocer la villa. Por este motivo, una noche de luna llena saltó los muros del convento y escapó. Pero un hilo de su capa se enganchó en ellos, y fue dejando el rastro de las hebras de su larga capa roja por las calles de Ayora.
Siguiendo los pasos de la joven de la capa roja, el turista irá a diferentes rincones de la localidad, que mostrarán a los ojos de los interesados la historia, tradiciones y monumentos. El convento de San Francisco, continuando lo que dice la leyenda, es donde arranca el recorrido, de unos 300 metros y con 31 paradas. Entre los lugares a los que conduce la ruta se encuentran casas de antiguos personajes ilustres de la población, el ayuntamiento, la Iglesia Mayor o las calles más emblemáticas.
La ruta sale del Convento de San Francisco, donde se ubica la Oficina de Turismo, para avanzar los pasos hacia la Calle Marquesa de Zenete, una de las arterias principales de Ayora, donde se ubican dos de las casas con más de un siglo de historia mejor conservadas, el ayuntamiento y el auditorio municipal; pasando por el Parque de los Morerales se llega a la Virgen del Rosario y el Montemayor para alcanzar la Ermita de San José.
Siguiendo el hilo rojo llegamos al Barrio de la Morería, que nos conduce hasta la Ermita de Santa Lucía, que nos deja a los pies del castillo en el Portal y el Barrio de los Altos, desde donde se tienen un magníficas vistas panorámicas del casco urbano de Ayora.
La Ermita de San Blas es el punto más alto al que llegaremos justo antes del castillo, y desde ahí iniciaremos el descenso nuevamente hasta el pueblo.
En este tramo del hilo rojo se concentran en apenas unos cientos de metros varios atractivos: l la Glorieta, el panel cerámico con una escena sobre la expulsión de los moriscos, el Barrio de “El Hueco”, la Plaza Mayor, y la Lonja. Son el paso previo de los dos últimos hitos de la ruta, la Casa Solariega de los Buitrones y la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción.
Su primera fase de construcción se sitúa entre el 1508 y 1577, de esta época procede el ábside ochavado donde está el altar y el presbiterio y la bóveda de crucería que cubre esta parte del templo.
El segundo período constructivo se reanuda en 1595 y se da por acabado en 1628; período en el que se fue terminando la nave central, el campanario y la fachada.
La nave (de 42 metros de longitud, por 13 de anchura y 23,6 de altura) está formada por cinco cuerpos, a los que hay que sumar el área del presbiterio. Las capillas laterales que hay entre los contrafuertes están separadas por pilastras de capitel corintio, sobre el que se asienta un potente cimacio del que se arrancan los nervios de las bóvedas.
La tercera fase de construcción termina la magnífica capilla barroca, con su cripta (1693-1702) el camarín de la Virgen, curioso recinto elíptico de inspiración centroeuropea (1739) y la sacristía mayor (1745-1746). Un terremoto en 1748 la dañó gravemente y el gusto del siglo XIX cubrió con torpeza sus bellas formas. Actualmente, tras la rehabilitación y restauración efectuadas, podemos contemplarla como en sus orígenes.
En su interior conserva unas espléndidas tablas de Yáñez de Almedina, pintor formado en Venecia por los discípulos de Leonardo da Vinci. También encontramos óleos, destacando el de El Ángel Tutelar de Ayora, del autor Vicente López y el retablo gótico con tablas pintadas de la Escuela Valenciana del S. XVI relacionados con el círculo del maestro Cabanillas.
Ayora y su Ruta del Hilo Rojo animan a los visitantes a conocer por sí mismos el final de la historia y sus secretos y anécdotas. Asimismo, ofrece un recorrido interactivo a través de audios que se pueden descargar en su página web y que recrean la historia de los diferentes puntos de la ruta, con personajes ficticios y sonido.
Iglesia de Santa María La Mayor
Pero Ayora aún nos guarda más sorpresas en su extenso patrimonio. Junto al casco urbano se sitúa la Iglesia de Santa María La Mayor. Se trata de un edificio religioso construido en el siglo XIII de estilo gótico el cual fue ampliado en su cabecera en el siglo XV y reformado en el siglo XVIII.
Se trata de una iglesia que sigue la tipología de las denominadas de reconquista, de una sola nave con techumbre de madera sobre arcos diafragma. Presenta capillas entre contrafuertes y un ábside trapezoidal. Está dividida en cuatro tramos más la cabecera. La separación de los tramos se realiza mediante arcos de diafragma apuntados, teniendo algunos de ellos los ejes desviados como consecuencia de reformas, sobre los que se encuentra la techumbre de madera.
A las capillas laterales se accede a través de arcos de medio punto, dos de las capillas del lado de la epístola están cubiertas con bóvedas de crucería, el resto con bóvedas tabicadas. El ábside de planta trapezoidal está cubierto con bóveda de crucería, en cuya clave de madera hay una representación de la Virgen y dos ángeles que sustentan el escudo de la villa. A los lados se abren unos arcos apuntados de cantería.
Al exterior está cubierta con teja árabe a dos aguas en la nave y a tres en la cabecera. Los cuatro primeros tramos son de igual tamaño por lo que podría tratarse de una primera construcción que luego se iría ampliando levantando la última crujía y la cabecera ya en el siglo XV.
A la entrada a Ayora desde Almansa encontramos la Cruz Cubierta de San Antón. Cruz de término, de estilo gótico, labrada en piedra bajo un edículo con cuatro columnas que la cobija. Su construcción se atribuye a Miguel Molsós en el siglo XV.
Se trata de una columna de piedra de forma octogonal que supera los 2 metros de altura, coronada por una cruz. Esta cruz superior tiene un cristo crucificado en el interior de una de sus caras y una imagen de la virgen en la otra.
Castellar de Meca
Fuera del pueblo Ayora disfruta de espectaculares zonas verdes, como La Hunde, La Sierra, Montemayor o Palomera. A Montemayor, una de las zonas de mayor altura del término municipal, se puede acceder a través de una ruta senderista de algo más de 12 kilómetros bien señalizada.
Pero si algo destaca entre los parajes de Ayora es el de Castellar de Meca, un poblado ibérico emplazado en una alargada meseta –el puntal de Meca- situada en el extremo noroeste de la sierra del Mugrón. Constituye un impresionante conjunto, siendo una de las ciudades ibéricas de la Edad del Hierro más espectaculares de la península. Posee la declaración de Monumento Histórico – Artístico Nacional desde 1931.
Un sendero circular de unos 5 kilómetros recorre esta ciudad – fortaleza, tallada en roca, que sorprende por sus amplias dimensiones, ya que ocupa más de diez hectáreas de superficie, por su compleja red de recogida de aguas basada en canalillos y más de 100 aljibes tallados en roca viva y, sobre todo, por el camino de carros de acceso al recinto, de cerca de una kilómetro de longitud, en el que destacan las huellas abiertas en la piedra producidas por las ruedas de los carros.
Además se conservan restos de las murallas ciclópeas, torres defensivas, casas semi excavadas en la roca, escaleras, pesebres o abrevaderos.
A la importancia cultural, arquitectónica y urbanística se une la espectacularidad del paisaje circundante; con sus 1058 metros de altura sobre el nivel del mar permite contemplar una panorámica de gran belleza.
El abrigo de Tortosilla
El abrigo de Tortosilla es la primera muestra de arte rupestre prehistórico descubierta en la Comunidad Valenciana, allá por 1911.
Ejemplo de Arte Rupestre Levantino, recoge escenas de caza, recolección de la miel, guerra, maternidad o muerte, que las llevó a ser declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1998.
El yacimiento es visitable, pero al estar en terreno privado y, sobre todo, para preservar de daños el conjunto artístico, las visitas se deben concertar a través del Ayuntamiento de Ayora.
La Ruta de las Ermitas
En este gran patrimonio histórico que posee Ayora destacan sus 8 ermitas. Una ruta las une todas, y se puede enlazar en diversos puntos con la Ruta del Hijo Rojo.
La Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción puede ser el punto de partida, para pasar por las ermitas de Santa María la Mayor , Santa Lucía, San José , Santa Bárbara, Santo Ángel, Virgen del Rosario y San Antón.